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Mostrando las entradas de enero, 2025

PESCADORES

  Desde la baranda miro dos inmensidades: La del agua desplazándose hacia el nivel del mar y la del inmenso cielo que se pierde en el filo verde de las islas. Allí arriba pululan nubes besadas con colores prestados por los rayos del sol. Es lo que puedo mirar desde mi lugar mientras el imán barre el lecho ribereño buscando hierros olvidados por el hombre. Unos metros más a la izquierda otros pescadores, los de verdad, rogando un pique decente. A ambos nos une el fracaso. El río no entrega nada y guarda celosamente sus pertenencias a sus usurpadores de buena fe. Otra cosa nos une: Disfrutar la experiencia de pescar independientemente del resultado. Mejor si sale algo. Bien si no sale nada. Un pequeño momento de felicidad que, al final es lo único que nos llevaremos. No me rendía en el intento y así el imán entraba y salía del lecho sin que el magnetismo haga su magia con tesoro alguno a menos que entendamos por tesoro láminas de óxido y barro negro. En medio de esa faena se acercó...

LA RONDA DE MOEBIUS

  Fue al noble gaucho bueno, Fidias Eutifrón Leguizamón a quien se le ocurrió la idea de la ronda del mate perpetuo. No viene al caso cómo el paisano aprendió a leer – segunda cosa que aprendió en su vida, la primera fue andar a caballo –. Tampoco viene al caso cómo le llegó ese volumen de matemática ilustrada donde vió la ilustración de la cinta de Moebius y se iluminó. Las rondas de los paisanos eran siempre redondas, los gauchos parcos y silenciosos, aburridos, constantemente mirándose entre sí mientras tomaban un mate que siempre se lavaba. Pensó en algo distinto, una ronda con la forma de la cinta, donde los gauchos pudieran estar mirando para adentro y para afuera todo al mismo tiempo, para mirar el fuego y la puesta del sol, mirar a los ojos de los paisanos y estar prevenidos a la venida de los indios comunistas. Como la cinta era una línea y una línea está compuesta de infinitos puntos la ronda podía expandirse o contraerse según necesidad. Cada gaucho era un punto que iba ...

LLA VLLC (hijos de remil putas)

  El partido libertario ha tomado el poder. En nombre de libertad absoluta ha comenzado una oscura tiranía del individualismo extremo. Todas las regulaciones han sido eliminadas y cualquier límite es visto como una amenaza. Toda oposición es vista como una amenaza a la libertad y en su nombre de elimina cualquier atisbo que pueda vislumbrarse como sedicioso. Todos, ricos y pobres son absolutamente libres para ser más ricos, libres para ser más pobres. Ser rico o ser pobre en el régimen libertario es una opción, no es una cuestión estructural. La clase media pasa a ser sólo un recuerdo. Solo hay ricos y pobres y ambos grupos terminan dividiéndose en castas. Sólo hay una forma de pasar de un bando a otro. Entregando el cuerpo y el alma al partido libertario.   LA LBERTAD ES EL PARTIDO. LA LIBERTAD ES EL AMOR EL AMOR ES EL PARTIDO LO OTRO ES EL ODIO.

GOLLUM

Encontré una moneda de un centavo de dólar. Condenada a derruirse en la tierra mi ojo casual la salvó de tan triste destino. Dicen que tener un dólar en la billetera atrae la fortuna. Espero que este centavo rescatado atraiga hacia mí varias fortunas y me forre de plata. Si, lo sé, el dinero no te hace feliz, pero ayuda a cagarte en los demás infelices con plata que creen que el dinero es el único linaje que tienen dado que acostumbran a conocer el precio de todo y el valor de nada. Veo esta pequeña moneda opaca y carcomida y aún pienso en su valor. ¿Qué podría comprar con tan poco? Se me ocurren anhelos, esperanzas y cuernos de la abundancia. Tal vez, siendo optimista, tenga entre mis dedos un cisne negro, una bienaventuranza o una bancarrota inesperada. Una moneda rota, un valor de cambio (nada cambia), una reserva de valor (no moral), un medio de intercambio (pero no de experiencias). He sido atrapago por un fetichismo inabarcable. Soy el Gollum atrapado en mi tesoro.  

6 DE ENERO

  Con el tiempo uno va metiendo recuerdos y sentimientos en la sesera como si de ropa al lavarropa se tratara. Y no hablo de lo sucio, sino del revoltijo que suele armarse entre textiles y agua jabonosa. Así con las vivencias. Seis de enero es día de reyes, pero en mi cabeza siempre fue el día en que comenzaba el festival de doma y folclore de Jesús María – “Los reyes vendrían para el festival” / Sembrando el amor, regando la paz” . Cuando era chiquito por casa los reyes no pasaban. Jamás me tuve que preocupar por el pasto y el agua. Eran   tradiciones que nunca me enseñaron y que aprendí cuando ya no creía en Papá Noel y tenía bien en claro que los camellos tenían dos jorobas, los dromedarios una y que ambos podían prescindir del agua por varios días. Nunca existió para mí la magia contractual de dejar forraje y agua el cinco y recibir el seis algo que pedí por correo postal. Previsoramente, ocultar ciertos rituales cristianos tenía que ver con una cuestión de preservarme d...