DECIMA CON DECIMALES
DECIMAS CON CENTESIMAS
Un lento caracol se arrastraba por el pavimento.
Ardía el sol ese día como un edecán del infierno.
El pobre molusco que por allí discurría se derretía
En triste letanía como cirio un de sábado de gloria
Poquito a poquito, suave suavecito pasito a pasito
transmutó en un huevo frito de babosa complexión.
Una vaca que por ahí pasó, pastando brotecitos,
vio el curioso huevo frito y de un lengüetazo lo comió.
El rumiante, desacostumbrado al proteico alimento,
en la ruta quedó tieso como un cura ante un milagro
Con matambre y bife ancho Aurora la cuota Hilton pagó
Oh noble vacuno quebrilleparatilaluzquenotienecodigodebarras.
De todo eso, una costeleta siguió bullendo en ese averno.
Febo seguía ardiendo cocinando en esa ruta plancheta,
y todo bicho que por esa senda andar osó, caducó sin gracia.
Y así fue, que un altivo león, que pastaba liebres por los prados,
vio el chuletón asado y presto el diente hincó desesperado.
Ante semejante indigestión, por ese banquete poco esperado,
el león quedó empastado, y de solemne empacho murió.
La acción del calor circundante, a alta velocidad constante,
hacía de todo el ecosistema una freidora de aire
y así que el que león tronante, en albóndiga de carne transmutó.
Allá arriba, ufano de estos mentados calores penetrantes,
un dragón flameante, la significativa albóndiga oteó
y sin pedir permiso, el imaginario bicho, la bola de carne manducó.
Tal esfuerzo de deglución tuvo que hacer el cerbero,
que, de tanta gula al pedo, el fuego se le atoró en el mediastino
y por por no tener el fuego camino por la puerta delantera,
por la puerta trasera la mitológica criatura espichó.
Cagó fuego en serio por donde salamanca non presta,
y allí donde una vez hubo una fanfarria natural
hoy truena en gesta un volcán sin fecha de vencimiento
En plena pampa húmeda, un Vesubio explota
por la fauna codiciosa que desafiando la naturaleza,
cambió la belleza por un infierno de reglas rotas.
Todo fue carne, y de carne murió,
Todo fue calor y de calor murió
Si la vida vino del calor
del frío vino la civilización.
Todo lo real muere con lo imaginario
Solo el caracol fue fiel a su realidad
El resto por imaginar sucumbió solito
que hasta al pobre rey de la selva
se lo comió algo que jamás fue visto.
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