UN HAMBRE QUE NO VEO

 Un día cualquiera, digamos, pero mejor, digamos un día de agosto, pero no digamos un día de agosto, digamos un número, por ejemplo 14 de agosto, pero no digamos solamente un 14 de agosto, digamos también, un 14 de agosto de un año, pongámosle, 1991, que es capicúa y en una de esas trae suerte. Y supongamos, que ese 14 de agosto del año 1991 es un mediodía soleado, sin una sola gota de nubes en el cielo, y que en ese mediodía estoy yo, pero no soy yo sino un personaje que inventaré ahora mismo, y se llamará, Licantro, Licantro de la Volpe para ser más exactos. Licantro de la Volpe está en un lugar, pongámosle, de Rosario, y dentro de Rosario en San Martín y Córdoba.

 

En esa esquina, hay una sucursal de la imperialista y globalizada cadena de fást fúd más popular del mundo cuyo nombre es, en parte el nombre de uno de los más conocidos personajes de Walt Disney (su segundo nombre) y en parte un nombre de colonia barata cuyo segundo componente es “Gregor” (su primer nombre).

 

Bueno, sigamos diciendo que Licantro de la Volpe está sentado ahí comiéndose una hamburguesa de lobo y unas papas fritas de lombriz californiana porque las papas verdaderas se habían vuelto muy caras en ese momento de agosto. Bueno, es una hipótesis, no me acuerdo del precio de las papas en 1991, pero…pongámosle que las papas fritas eran de lombriz en aquellos tiempos. A lo mejor no estaba ni siquiera el local que digo en ese lugar, pero tampoco importa.

 

Entonces dijimos, Licantro de la Volpe estaba comiendo una hamburguesa de lobo y unas papas fritas de lombriz afuera del local, se tomaba un martín demi sec y miraba a la gente haciendo cola en el cajero automático, que tampoco existían cajeros automáticos, creo, pero no importa, aquí vale todo. No me vengan con racionalismos pedorros. Licantro comía su hamburguesa de lobo con honey mustard y papas fritas de lombriz californiana y se le acerca un señor joven, digamos, unos treinta años, de cutis moreno, con ropas viejas y zapatos con mandíbula de lo gastados y descosidos que están. Es una de esas personas, que, digamos, las clases medias caucásicas a las que nunca le falta la tira de asado en el asador los días domingos y el vinito tres cuartos lo calificarían como “un negro”, sin más ni menos. Pongámosle que este hombre, hasta hacía poco, había sido empleado de una fábrica, y pongamos también que este hombre había perdido hace mucho su empleo y por esas cosas de la vida había tenido muchos, pero muchos hijos y la fuerza de las circunstancias lo había obligado a mendigar por la peatonal, si al menos no tenía una moneda, algo para llevar a la boca. Y este hombre le dice a Licantro de la Volpe, muy distraído observando la arquitectura del Edificio de la sedería Eiffel que está enfrente del local hamburguesero:

 

-          Señor, ¡Tengo un hambre que no veo¡

 

Licantro por unos cuarenta y tres segundos se hace el boludo hasta que no puede seguir haciéndose y le dice:

 

-          ¿Y cómo es que podes verme?

-          No se señor, pero este hambre me deja ciego.


-          Pero estas viéndome querido, no creo que tu hambre sea para tanto.

 

Lo mira fijo y se come una papa frita de lombriz, que, pese a la fritura, aún se mueve ariscamente.

 

-          Le digo que señor, tengo un hambre…

-          Querido, un hambre, un solo hambre. He conocido gente que tiene dos, tres, y hasta cuatro hambres. Y vos me salís sólo con un hambre y encima me mentís diciéndome que no te deja ver y vos me estás viendo comer. Sos medio versero vos, me parece.

 

-          También tengo hijos señor, y sus hambres son también mi hambre.

-          Pero vos no me dijiste nada del hambre de tus hijos, vos me hablaste de TU hambre. Encima de mentiroso, egoísta para con tus propios hijos.

 

De un bocado se lleva media hamburguesa a la boca, apenas la mastica y se la traga, de puede ver el grueso bolo descender por su esófago. El pobre muchacho esta por lagrimear.

 

-          Le digo la verdad que me estoy quedando ciego del hambre que tengo señor. Y si no veo no se lo que voy a hacer. Deme algo para comer, plis.

 

-          Ciego…ja ja ja, ciego… ¿sabés algo? dichosos los que no pueden ver, por que creen más, lo decía Jesucristo si no me acuerdo mal. Aparte, sinceramente, si vos estuvieses ciego no tendrías tanta hambre por que no me habrías visto comer. Vos tenés hambre por que me ves a mí comer. Si no me vieras no tendrías tanta hambre. El hambre es algo psicológico pibe.

¿No te lo enseñaron en la escuela?

 

-          No pude ir a la escuela, señor. Tuve que ponerme a trabajar desde chiquito.

 

-          Mala suerte querido. Pero bueno, ahora lo sabés. Por ahí tu hambre no es lo que vos suponés.

 

-          Hace cuatro días que no como, y mis hijos tampoco.

 

-          El tiempo es relativo. A vos te falta algo más que alimento y es cultura.

Manejamos distintos paradigmas.

 

-          Más bien manejamos distintas realidades, señor.

 

-          Puede ser querido, pero nadie nos obliga a tener una realidad homogénea.

 

-          Señor, tengo hambre.


-          Ojalá yo pudiera tener tu hambre pibe. ¿Sabés lo mal que me cayó esto que comí? Creo que voy a tener que ir al médico. Si te hubiera dado algo de lo que comí te sentiría para el orto. Creeme, no te convidé por que quise cerciorarme de que no te iba a hacer mal. Me siento muy mal. Nunca comas estas porquerías che…

 

-          Señor, quiero comer ALGO.

-          ¡Y dale, come, dale! Después tener que ir a un médico y ni puta obra social tenés. ¡Después me vas a pedir que te pague el médico también!

-          No señor. QUIERO COMER ALGO. ¿ME DARIA ALGO PARA COMER POR FAVOR!

-          Bueno..algo educado sos, me extraña de alguien como vos un “por favor”. Bueno, tomá unos sachecitos de ketchup que no usé. ¡Ah! Mirá, ahí en esa mesa el nene no comió la hamburguesa. Andá, dale, agarrala.

 

El pobre señor va y toma la hamburguesa. Y cuando se dispone a comerla. Ve a Licantro de la Volpe tirado en el suelo, enmarañado en convulsiones y una papa frita lombriz asomándole por la oreja. Entonces el buen hombre piensa que Licantro, en el fondo, tenía razón.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

EL EXORCISMO

W.F. EL ARTE DE COSER EXPEDIENTES

EL PROPOSITO